El proceso educativo se puede estimar, será uno cargado de exigencias pero igual cargado de aprendizaje. Soy una estudiante que peleo conmigo misma para mantenerme aprendiendo y buscando información. El curso toca una temática arraigada dentro de mi área de trabajo en estos momentos y sé que me ayudará a trabajar en mejores condiciones de conocimiento con mis profesores y estudiantes. Mi meta es obtener herramientas que me permitan ayudar a facilitar y fomentar el uso de la biblioteca dentro de sus cursos. En mi experiencia están dos años como asistente de Biblioteca en la que aún estoy dentro del proceso de cumplir mis tres años, trabajo con jóvenes en nivel vocacional; belleza, salud, técnicos y comercial. Todos ellos necesitan de los recursos, pero más aún necesitan aprender como utilizar los mismos. Lo que ha sido una marcada diferencia en contraste con los tres años de estudio y trabajo en la Universidad Interamericana, donde mi trabajo directo era atender estudiantes y trabajar con la colocación de la colección en sus anaqueles, lejos del proceso de integración e intercambio de información entre miembros de la facultad y el equipo que daba servicio en el CAI.
Como usuario puedo decir que más que un lugar donde se apilan libros clasificados de cierta manera, es un santuario que me salvo la vida en más de una ocasión. Mis años de infancia y adolescencia fueron a mejor después que encontré el mundo de los libros a los nueve años. Caminaba leyendo para sorpresa de mis maestros y burla de mis pares, nunca chocaba con nada y me sonreía observando por el rabillo del ojo como mis compañeros de clases se hacían a un lado algunos con caras de susto “cómo si la lectura fuera algo feo y contagioso”.
Como cliente creo que es importante ofrecer un espacio de lectura cómodo, donde el estudiante pueda viajar a través de las letras dentro de esas lecturas. He visto sólo dos escuelas con el espacio preparado para ello, limitado en algunos casos para los más pequeños, pero a la hora de la verdad es delicioso tener una alfombra mullida, una bolsa de algodón entre otros artefactos que nos permitan hacer ese viaje. Vamos a ser realistas, muchas veces el único lugar tranquilo que pueden lograr conseguir algunos de nuestros estudiantes es la biblioteca, ya sea por que no llevan una vida escolar o familiar tranquila. Esto nos presenta un reto nuevo dentro de los nuevos espacios que se están creando, no por no haber estado esta necesidad en décadas pasadas, sino por que los sistemas de biblioteca al crecer y convertirse en Centros de Recursos orientados al cliente, se atan al lado humano de estas necesidades. Yo fui una estudiante que necesito de este espacio, hoy día soy una madre que ve en una Biblioteca Escolar, el refugio de mi hijo de 14 años que ha sido victima de "bully’s" desde la infancia solamente por ser diferente.
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